Estrés Crónico & Aumento de Peso

5/30/20254 min leer

a man holds his head while sitting on a sofa
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El estrés crónico es más que una carga mental: puede influir significativamente en la salud física, particularmente al contribuir al aumento de peso. La investigación científica ha revelado la compleja interacción entre el estrés, los cambios hormonales y los patrones de comportamiento que, en conjunto, fomentan la acumulación de grasa, especialmente en la zona abdominal.

La Cascada Hormonal: El Cortisol y Sus Efectos

En el corazón de la relación entre el estrés y el aumento de peso está el cortisol, conocido comúnmente como la “hormona del estrés”. Producido por las glándulas suprarrenales durante periodos de estrés, el cortisol juega un papel fundamental en la regulación de la energía. Mientras que el estrés agudo puede suprimir temporalmente el apetito, el estrés crónico provoca una liberación sostenida de cortisol, lo cual tiene varias implicaciones:

  • Aumento del apetito y antojos: Los niveles elevados de cortisol pueden estimular el apetito, llevando a las personas a consumir más calorías, especialmente de alimentos altos en grasas y azúcares.

  • Almacenamiento de grasa: El cortisol promueve el almacenamiento de grasa, especialmente la grasa visceral alrededor del área abdominal, la cual está asociada con mayores riesgos para la salud.

  • Resistencia a la insulina: La elevación crónica de cortisol puede provocar resistencia a la insulina, una condición en la que las células del cuerpo responden menos a la insulina, lo que resulta en niveles altos de azúcar en la sangre y un aumento en el almacenamiento de grasa.

Señales de Hambre Alteradas: El Papel de la Leptina y la Grelina

El estrés no solo afecta al cortisol; también altera otras hormonas que regulan el hambre y la saciedad:

  • Leptina: Conocida como la “hormona de la saciedad,” la leptina envía señales al cerebro cuando el cuerpo ha comido lo suficiente. El estrés crónico puede causar resistencia a la leptina, lo que hace que el cerebro no reciba la señal de “saciedad” y, por lo tanto, se produzca un exceso en la ingesta de alimentos.

  • Grelina: Conocida comúnmente como la “hormona del hambre,” la grelina estimula el apetito. El estrés puede aumentar los niveles de grelina, lo que provoca una mayor sensación de hambre y un aumento en la ingesta de alimentos.

Patrones Conductuales: Alimentación Emocional y Estilo de Vida

Más allá de los cambios hormonales, el estrés influye en el comportamiento de maneras que contribuyen al aumento de peso:

  • Alimentación emocional: Muchas personas recurren a la comida como consuelo en momentos de estrés, eligiendo a menudo opciones altas en calorías y bajas en nutrientes. Este patrón, conocido como alimentación emocional, puede llevar a un aumento de peso significativo con el tiempo.

  • Reducción de la actividad física: El estrés puede causar fatiga y disminuir la motivación, lo que resulta en una reducción de la actividad física. Un estilo de vida sedentario agrava aún más el aumento de peso.

  • Alteraciones del sueño: El estrés crónico suele afectar los patrones de sueño. La mala calidad y duración del sueño pueden alterar las hormonas del hambre, incrementando el apetito y los antojos de alimentos poco saludables.

El Eje Intestino-Cerebro: Alteraciones en el Microbioma

Investigaciones recientes destacan el papel del microbioma intestinal en el aumento de peso relacionado con el estrés. El estrés crónico puede alterar la composición de las bacterias intestinales, favoreciendo cepas que incrementan la absorción de calorías y el almacenamiento de grasa. Estos cambios no solo influyen en el peso corporal, sino que también afectan el estado de ánimo y las funciones cognitivas, creando un ciclo que perpetúa el estrés y la sobrealimentación.

Estrategias Para Combatir el Aumento de Peso Inducido Por el Estrés

Abordar el aumento de peso relacionado con el estrés requiere un enfoque integral y multifactorial:

  • Alimentación consciente: Practicar la atención plena durante las comidas puede ayudar a reconocer las señales reales de hambre y saciedad, lo que reduce el comer en exceso.

  • Actividad física regular: Hacer ejercicio de forma constante no solo ayuda a quemar calorías, sino que también disminuye los niveles de estrés y mejora el estado de ánimo.

  • Sueño adecuado: Dar prioridad al descanso regula las hormonas del hambre y reduce los antojos de alimentos poco saludables.

  • Técnicas de manejo del estrés: Incorporar prácticas de relajación como la meditación, la respiración profunda o el yoga puede mitigar los efectos del estrés en el cuerpo.

  • Apoyo profesional: Buscar la guía de profesionales de la salud, como nutriólogas y terapeutas, puede brindar estrategias personalizadas para manejar el estrés y prevenir el aumento de peso.


En conclusión, el estrés crónico ejerce una influencia profunda en el peso a través de desequilibrios hormonales, cambios en el comportamiento y alteraciones fisiológicas. Reconocer y abordar estos factores es fundamental para mantener un peso saludable y un bienestar integral.

Bibliografía: